Hace ya casi tres años que no escribía en este blog… mis últimos posts fueron sobre recetas sanas, uno de mis hobbies, pero este blog empezó mucho tiempo antes, por otro motivo y con una orientación totalmente distinta. El motivo fue la necesidad de crear, y a la vez, de hacer auto terapia, cuando mi padre enfermó gravemente hace ya más de 10 años. La orientación inicial de este blog fue escribir sobre cosas que me gustaban, con el fin de valorar el lado bueno de las cosas en esos tiempos emocionalmente difíciles para mí.
Y hoy regreso aquí, para escribir algo mucho más personal, por la necesidad de plasmar mis sentimientos, y en cierta forma, también para volver a hacer terapia.
Los que me conocen me definen como una mujer independiente, fuerte, positiva y segura. Soy bastante discreta en cuanto a mi vida personal y sentimental, y muy poca gente, sólo mis mejores amigos y mi familia, conocen mi trayectoria en este aspecto. Lo cierto es que durante muchos años (gran parte de los últimos de la enfermedad de mi padre), cerré la puerta al amor, dedicándome sólo a mi trabajo y mi familia. Pero a finales de 2018 mi padre murió, y poco a poco volvimos todas (mi madre, mi hermana y yo) a la normalidad. Aunque mi normalidad se limitó a seguir con mi trabajo, y mis amistades de siempre… en el fondo creo que me daba miedo volver a sentir mis inseguridades en el terreno sentimental, en el que no soy tan segura como en el resto de facetas de mi vida...
Y así seguí hasta que un día a principios de 2020, 3 o 4 días antes de mi cumpleaños, Ana, mi entrenadora y amiga, me animó a unirme a una red social para conocer gente nueva. Lo hice a regañadientes, aunque gracias a esa red, conocí a un hombre, llamémosle N, con el que empecé a hablar y nos hicimos amigos… Al poco tiempo, apareció el Covid en nuestras vidas, el confinamiento, y esa amistad siguió en la distancia (él es inglés, y aunque vive en Barcelona, pasó gran parte del confinamiento en su país). Finalmente, tras varios encuentros en 2020, nos reencontramos en 2021, aún en esos tiempos convulsos de la era Covid, y empezamos una relación de “novios”… Con N compartíamos buenos momentos en Barcelona, aunque nuestra relación siempre estuvo marcada por la distancia, cierta frialdad por su parte, y sobretodo por la poca comunicación, en la distancia, y también por la poca comunicación en la cercanía en cuanto a sentimientos, cosa que al final, junto con otros factores que me guardo para mí, me llevaron, hace unos meses, a poner punto final a esa historia, que no me hacía feliz.
¿Y por qué no me hacía feliz? Porque no me sentía suficientemente valorada ni amada, pero sobretodo porque la que no estaba enamorada era yo, aunque eso lo he descubierto recientemente, luego veréis cómo…
Y una vez recuperada relativamente, decidí volver a la red social, y en esa red apareció M. ¿Y qué contar de M? Que apareció de repente, como un torbellino, o más bien como un huracán, y casi sin darme cuenta me vi inmersa en una historia intensa, con una primera cita un poco loca con final inesperado, y con una comunicación constante, diaria, y mucho más cercana y sincera de la que tuve en más de dos años con N.
M era, o más bien es, el polo opuesto de N, activo, comunicativo, expresivo y papá (N no tenía hijos), y además, diría que M era un seductor. Un seductor que sabía tratar a una mujer, y que a mí me hizo sentir muy mujer. M me llevó a descubrir cosas de mí que a mi edad aún no había descubierto, y me hizo sentir, a mis 50, cosas que no sentía desde los veintitantos, cuando me enamoré por primera vez.
Pero M, aunque tenía muchas cosas buenas, también tenía un lado malo, su miedo al compromiso, su miedo a que le hiciesen daño (muchos seductores en el fondo son corazones rotos), y en el momento en que nos conocimos, diría que M estaba enganchado a los ligues fáciles de esa aplicación.
Viéndolo en el momento presente, creo que ya desde el principio, M intuyó que yo no era un ligue más, porque cuando me doy, me doy, y creo también que eso M lo percibió o intuyó aunque yo no se lo dijese… Aunque a M le expliqué por activa y por pasiva que quería conocerle poco a poco, con calma, sin prisas, sin etiquetas, y sin compromisos oficiales, sólo con lealtad y respeto… M empezó su involución, y se alejó de mí antes de haberse acercado del todo, dejándome en pocos días casi tan descolocada como cuando le conocí un mes antes, pero mucho más triste, porque me dejó con la miel en los labios, literalmente… y también con la idea de que podía haber habido algo muy bonito entre nosotros, algo que al final no se materializó.
Y aquí estoy hoy, haciendo auto terapia de nuevo, y pensando que M apareció en mi vida como un aprendizaje intensivo, porque M tiene todo lo que quiero en un hombre, y también lo que no quiero, y en definitiva porque M me ha hecho sentir que a los 50 voy a ser capaz de sentir como a los 20, y dentro de la tristeza de la pérdida, porque M no va a volver, y aunque vuelva, creo que no le vería con los mismos ojos de antes, me siento esperanzada, pensando que me espera algo muy bueno en un tiempo no muy lejano.
Y si lo siguiente que me pasa no es tan bueno, estoy segura de que va a ser un nuevo aprendizaje, y aquí estaré otra vez para contártelo...
PD: Por si sientes curiosidad, al final M dejó las redes para intentar centrase en alguna mujer, y yo sigo buscando la química que tuve con M pero con el hombre adecuado, es decir, un M sin miedos, y con ganas de tirarse de cabeza a la piscina, ¡pero con agua por supuesto!