Hace unas semanas estuve repasando los artículos de este blog, y aunque ahora me dedico más a otras redes sociales, he recordado lo gratificante que era para mí escribir en esta página. Como he dicho en artículos anteriores, es una especie de terapia para mi alma, así que una tarde soleada y ventosa de julio, después de un entreno online con mi entrenadora personal (ya la conoces si sigues este blog), me he puesto frente al ordenador para ordenar algunas ideas, y ver qué sale de mi cabecita hoy...
Hace meses que empecé a escribir un artículo sobre mi evolución en este año 2024, pero es tan íntimo que de momento se ha quedado sin publicar, así que hoy voy a mirar de plasmar parte de lo que escribí en esa otra entrada, una parte también muy personal, pero quizás no tan extremadamente íntima...
Te cuento: empecé este año mal, a principios de enero se desencadenó una gran tormenta en mi interior, una
tormenta que empezó como un simple resfriado, que evolucionó mal, me
dejó afónica el día de Reyes, y me mantuvo casi todo el mes con
una faringitis horrible, diría que la peor de mi vida, que no
remontaba…
Y en esa
tormenta interior, en la que pasé muchas horas encerrada en casa, y sin poder hablar, un poco por casualidad (o no, porque creo que las casualidades no existen), descubrí muchas cosas sobre mí misma, sobre
mis emociones, mis miedos, mis creencias, mi historia, y sobre el
porqué hasta entonces había tenido relaciones con hombres que no me
aportaban la paz que te debe aportar una relación equilibrada. Descubrí
que el problema eran mis patrones emocionales, que venían de un suceso
traumático en mi adolescencia, un suceso que me marcó mucho más de lo
que yo pensaba, y que se me reveló en un sueño ese mes de enero tan
duro, de forma que se volvió real, me volvió a doler, y lloré muchísimo,
pero esta vez para perdonar, para explicárselo a mis personas más
cercanas y sobretodo para sanar por fin, después de tantos años.
A partir de entonces, reflexionando sobre mi vida, vi que lo que quería era
ser feliz, y aprendí, gracias a mis mentores (un día os tengo que contar
en quienes me he apoyado en este proceso de evolución), la importancia del autoconocimiento, la importancia de conocer tus creencias limitantes, de trascender a tu ego, a tu niño herido que pretende protegerte falsamente del peligro. Aprendí también sobre relaciones, que para ser
feliz no necesitas que nadie te ame, pues lo más importante es el amor a uno mismo, aprendí que el amor bueno no viene a
cubrir tus necesidades sino a acompañarte en el camino y a crecer contigo, y aprendí que no
es bueno alimentarte de expectativas sobre los otros, sino vivir el día a
día con gratitud e ilusión. Por último, aprendí el mayor secreto para
mí hasta ahora sobre las relaciones: que sólo funcionan si admiras y te
admiran, y que, en mi caso, para que alguien me admirase debía quererme, crecer
y sobretodo trascender a esa niña herida de mi adolescencia.
Después
de la tormenta de enero, conseguí reponerme (es cierto que después de
la tormenta siempre llega la calma), y volví a mi vida, con mi nuevo yo,
libre de cargas, un yo que fluye, y que quiere seguir aprendiendo cada
día, porque cuando se empieza el proceso de crecimiento y evolución
personal, es difícil pararlo. De esta forma he conseguido vivir el
presente sin demasiadas ataduras, soltando el pasado, disfrutando de
cada día con mi mayor sonrisa y dando gracias a la vida por todo lo que
me ha dado y me sigue dando. Tengo también mis momentos malos (soy
humana), pero miro de aceptar también ese tipo de emociones y no
castigarme demasiado cuando me visitan.
Este crecimiento me ha servido en todas las áreas de mi vida, y aunque empezó por lo sentimental, me ayuda en el día a día de mi trabajo y mis relaciones de todo tipo, de lo cual estoy muy orgullosa.
En las otras facetas, sigo teniendo una vida social activa, ahora que empieza el verano, todavía más, y respecto a los hombres, creo que el tema daría para otro artículo, pero en resumen, solté mi pasado, y ahora me divierto conociendo personas que me han regalado citas que definiría a veces como divertidas, y otras como surrealistas, pero siempre son experiencias que quedarán en mi memoria.
Y por hoy es todo, te dejo aquí un resumen rápido de mi primera mitad de año, y te debo un artículo sobre mi vida sentimental, te contaré lo que pasó finalmente con M (sabrás quién es si has leído mis artículos de 2023), y mis citas con otros hombres, que igual dan para un best seller, como dicen algunas de mis amigas cuando nos reímos juntas de algunas anécdotas 😉
Buenas noches, feliz verano y feliz vida!