miércoles, 10 de febrero de 2016

Sevilla tiene un color especial

Ésta no era la primera vez que visitaba Sevilla, recuerdo haber estado por primera vez hace muchos años con mi familia, y haber ido varias veces por trabajo, pero sí que podría decir que es la vez que más he disfrutado de la ciudad, del ambiente de sus calles, de los rincones de su casco antiguo y de sus bares y sus tapas!

Esta escapada a Sevilla la hice con mi grupo de amigas, para celebrar que 4 de las 5 cumplimos años durante el mes de enero. Escogimos Sevilla porque buscábamos una ciudad ambientada y no muy fría. Abro paréntesis para decir que gracias a mis amigas he descubierto que no soy la mujer más friolera del mundo, ¡alguna de ellas me gana por goleada!

Con mis compañeras de viaje a Sevilla en los Reales Alcázares


El viaje que os voy a relatar ha estado lleno de buenos momentos, algunos inolvidables para todas nosotras, y otros memorables, pero sobretodo ha estado lleno de risas, de confidencias y de alegría.

Pero empiezo por el principio y por las primeras anécdotas: nada más cruzar el control de embarque en Barcelona, me detuvieron para hacerme un "control personal aleatorio" en el que me tocó desnudarme más si cabe (hace ya tiempo que ir a un aeropuerto supone hasta ponerse patucos de ir por casa), y enseñar mi maleta de cabina, mi bolso y yo que sé más... Así que el viernes a las 7 de la mañana me salió el mal genio, y los morros con los que llegué hasta donde estaban mis amigas esperándome fueron también memorables...

Y la palabra "aleatorio" nos acompañó durante el resto del viaje, como cuando aleatoriamente, en la cola de la puerta de embarque, una azafata de Ryanair escogió nuestras maletas para que fuesen facturadas gratuitamente, por exceso de equipaje de cabina de los pasajeros del vuelo...
 
Pero no nos quejemos de los vuelos, que tanto en la ida como en la vuelta nos acompañó la suerte, y el avión llegó antes de lo previsto a su destino. También tuvimos suerte al escoger el alojamiento, un aparthotel precioso en la Avenida Constitución, el Puerta Catedral Suites, justo enfrente de la catedral, con dos habitaciones dobles y dos baños, y una super-cama de matrimonio para una de nosotras.
 
En la terraza del Puerta Catedral Suites, con la Catedral de Sevilla detrás nuestro

La ubicación privilegiada de nuestro hotel nos permitió patear la ciudad literalmente durante los tres días que estuvimos en Sevilla: recorrimos el barrio de Santa Cruz de cabo a rabo, y también comimos y cenamos por la zona. Visitamos los Reales Alcázares, el barrio de Triana, y hasta nos dimos un paseíto a caballo el domingo antes de irnos. Y no nos faltaron las tardes de tiendas en la calle Sierpes, con procesión y paso incluidos el sábado por la tarde.
 
Paso que desfiló por el centro de Sevilla el sábado por la tarde

Nuestro paseo a caballo con nuestro chófer "Paquirrín"


Imágenes de la visita a los Reales Alcázares
 
En cuanto a la parte gastronómica de nuestro viaje, no nos podemos quejar: las 5 somos de buen carrillo, como se suele decir, y aunque yo soy la más amante de las verduras de todas (necesité alguna ensalada en las comidas además de las tapas), en nuestra escapada nos deleitamos con las delicias gastronómicas andaluzas: pescaíto frito, flamenquines (deliciosos los de pez espada y espinacas del Restaurante Alboroque, en Triana), salmorejo, aceitunas aliñadas (nos encantan a todas menos a Carmen que les tiene una aversión grave), chipirones, quesos, y sobretodo, ¡mucho jamón ibérico!
 
 
Algunos platos del Restaurante Antigüedades, en pleno centro histórico de Sevilla


Platos del Restaurante Alboroque, en el barrio de Triana

Los platos que comimos en El Pintón, también en el casco antiguo


Y respecto a los desayunos, no pudimos caer en mejor sitio. Justo al lado de nuestro hotel estaba el Horno San Buenaventura, el más antiguo de Europa (del año 1300 y pico), y con unas delicías difíciles de describir con palabras:
 
 
Imágenes del Horno San Buenaventura y de uno de los desayunos que tomamos allí
 

En cuanto al ocio, no es que Sevilla tenga una vida nocturna animada, es que las calles de Sevilla están animadas siempre, ¡de noche y de día! Cuando la gente no va a tomar el aperitivo, sale a tomar el café, y sino a merendar, y por la noche no digamos...
 
En nuestra escapada tomamos copas en el Hotel EME Catedral, que tiene una terraza magnífica con vistas a la Catedral, y una zona de copas preciosa en su planta baja. Aquí tenéis las imágenes:
 
El viernes noche, arriba en Antigüedades, y abajo con nuestros Cosmo en el Eme Catedral

El sábado repetimos en el Eme Catedral y con sus deliciosos Cosmopolitans

En la terraza del Eme Catedral, con sus magníficas vistas a la Catedral

Y hasta aquí el resumen de esta escapada de amigas a Sevilla, que, como os decía, ha estado llena de buenos momentos, de risas, y de una amistad muy grande entre nosotras, que espero perdure mucho tiempo.

Por supuesto, este artículo va dedicado a todas y cada una de las amigas que me han acompañado en este viaje: Carme, Lluisa, Montse y Gemma. Sois geniales, os quiero un montón, ¡y tenemos que repetir pronto con una nueva escapada!

Y a todos vosotros, espero que os haya gustado este pequeño relato, y nos encontramos pronto con nuevos artículos.