martes, 16 de enero de 2018

2018 ¿año nuevo, vida nueva?

Cuando pasas por una situación difícil, cambias tus prioridades y dejas de dar importancia a cosas que antes te parecían importantes, centras tus energías en esa situación y en sacar fuerzas para sobrellevarla y seguir con tu vida sin caer en el caos.

Los cambios de año nos llevan a reflexionar sobre muchas cosas...

Esto me ha pasado a mí estas Navidades, y he cambiado de año casi sin darme cuenta, sin hacer propósitos de año nuevo, sin pedir ningún deseo y sin planear nuevos proyectos. Sé que 2018 va a ser un año difícil y que voy a tener que ir adaptándome a las circunstancias según vayan viniendo...

Cada año se escribe un nuevo capítulo de nuestra vida...


Si lo pienso bien, hace ya tiempo que he adaptado mi vida personal a la situación de salud que vivimos en mi familia, y esto me ha hecho cambiar vacaciones largas por puentes y pequeñas escapadas, destinos de ocio por la ciudad en la que vive mi familia, y momentos con amigos por momentos en familia. Pero también me ha hecho redescubrir mi ciudad, pasar buenos ratos con mi hermana, hacer deporte con ella, e incluso volver a viajar juntas, como cuando éramos pequeñas.

Con mi hermana en una de mis visitas a Castellón

Esta situación personal también me ha hecho darme cuenta de lo afortunada que soy, porque no todo el mundo puede crecer en un hogar donde le den tanto cariño como me han dado a mí siempre. Además de cariño me han dado muchas otras cosas, como valores y educación, y me han enseñado a disfrutar de la vida, de los viajes, de los paisajes, de la buena comida y de los buenos amigos.
Me considero aún más afortunada por haber llegado a los 40 y seguir disfrutando de todas estas cosas, del cariño de mis padres y de toda mi familia, de sentir que aunque viva lejos, mi familia está siempre conmigo, incluso los que ya no están...

Con mi madre y mi hermana


Puede parecer cursi lo que os digo, pero es mi primera reflexión en este año, en el que, como os decía, van a venir momentos complicados, pero seguro que otros buenos, y vamos a seguir caminando por la vida de la forma más optimista posible.

Hablando del optimismo, que según mi madre yo he heredado de mi abuela paterna, a veces se confunde con ingenuidad o con ser poco realista, pero es simplemente una forma de ver la vida, que a mí me la hace mucho más fácil. ¿Y vosotros? ¿Os consideráis optimistas? 

Si lo sois, seguro que hacéis balance positivo de 2017, y 2018 no se os hace cuesta arriba, y si no lo sois, sólo puedo animaros a que miréis el lado positivo de las cosas, porque como dice el refrán, "no hay mal que por bien no venga".

Por todo lo dicho, vamos a por 2018 y vamos a mirarlo con optimismo, y cuando vengan los malos momentos yo voy a recordar este artículo que escribí un mes de enero, recién aterrizada de las vacaciones de Navidad, con mucho trabajo y con una gripe intestinal que me tenía encerrada en casa.

Sed muy muy felices, ¡nos vemos pronto por aquí!

¡Feliz 2018 a tod@s!


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